sábado, 15 de septiembre de 2012

ÉTICA PERIODÍSTICA

LA ÉTICA PERIODÍSTICA PARA PRESERVAR EL DERECHO DE LA COMUNICACIÓN

Laura Victoria Márquez Tisnéss

Nunca antes la función de informar ha tenido mayor responsabilidad y, a su vez, se encuentra con los mayores obstáculos. La responsabilidad se la asigna al informador, una sociedad democrática que hace valer su derecho fundamental a ser informado con veracidad y sin ocultación premeditada.[1]

Dado que la realidad es un asunto de alta complejidad, tratar de interpretarla con  responsabilidad la convierte en algo doblemente dificultoso. Justamente  este es el trabajo de un periodista que ejerce su profesión de manera crítica y profesional, pues en ausencia de este compromiso, la labor periodística pierde su carácter de eficacia y se convierte en una herramienta de control en función de las estrategias del poder.

Hoy es necesario hablar de Derecho de la Comunicación más que el Derecho meramente de la Información para referirnos a todo lo que se relacione con el derecho a expresarse, a recibir noticias de actualidad y difundirlas, a dialogar y opinar y tratar de difundir orientaciones, criterios, y a cualquier fenómeno que sirva para relacionar personas en orden a su vida en sociedad. El hombre tiene derecho a la Comunicación, porque  ésta le es imprescindible para vivir en la comunidad a la que también tiene derecho.



El derecho debe estar fundamentado en la moral, por ello, la libertad de expresión  no significa expresar sin limitación alguna; bien dice Raúl Rivadeneria[2], para  que el periodista pueda cumplir plena y libremente su misión de servicio, es necesario que se forma integralmente: en el conocimiento de las ciencias y técnicas de la información, en la cultura universal y en la teoría y práctica de la ética; requiere de una  sólida formación intelectual y moral.

El derecho a elaborar, recibir y transmitir noticias propias de la comunicación persuasiva como lo son la publicidad y la propaganda, es igualmente un derecho fundamental; su carácter antiético lo aluce cuando de manera imperceptible, los periodistas, en los medios de difusión masiva, muestran dicha información persuasiva con un carácter verídico y neutral, influyendo en las opiniones del receptor y obstaculizando el derecho de éste a recibir un hecho noticioso veraz y objetivo, aunque  es cierto que no hay una objetividad absoluta, pues los mensajes son elaborados por seres libres y que las influencias de todo tipo afectan a los profesionales de la Información en diverso grado, la Comunicación requiere de esa exigencia de verdad para que sea humana, racional, conveniente y útil para vivir en sociedad.

El ideal ético del periodista consiste en alcanzar la verdad sobre un hecho noticiable y comunicarla, y en este caso también equivaldría a interpretarla,  exponerla y opinarla responsablemente[3].  El receptor, en algunos casos, querrá recibir mensajes meramente informativos y en otros desea conocer el pensamiento, la doctrina de alguien, el programa de un partido político o simplemente conocer las especificaciones y precios de un producto, por lo que es inminente brindarle al receptor el derecho a conocer el carácter de la información que está consumiendo, para que él, obteniendo la informaron necesaria, pueda tomar decisiones y opinar libre y democráticamente acerca de dichos temas.

Otra querella moral y ética se libera con el hecho de que las informaciones publicadas por los medios no son contrarias a los intereses económicos de la empresa editora. Según Chomsky[4] el control de la información se genera por parte de las elites políticas y económicas; los grandes grupos empresariales asociados a los sucesivos gobiernos, controlan estos medios para evitar que el común de la gente pueda decidir por sí misma el rumbo de sus vidas sin recurrir a una represión directa propia de los regímenes autoritarios, en los que el gobierno obliga abiertamente a considerar como verdad su opinión o su ideología propia y la impone coactivamente a todos los medios; por tal motivo el profesional no puede hacer y no hace realmente información, sino propaganda política.

Data el mismo autor que, el tamaño de los medíos de comunicación debe ser grande en su estructura y divulgación para ser rentables, por lo que deben noticiar lo que les interesa a las elites que hacen donaciones y dado que el beneplácito de la publicidad es la que paga en gran parte la sostenibilidad de estas corporaciones informativas, deben complacer en sus publicaciones las doctrinas de las empresas pautantes o por lo menos no atentar contra sus intereses particulares.

El acceso a la información se limita a las fuentes gubernamentales o de las grandes empresas; son de estos sitios parciales de donde los periodistas obtienen sus reportajes y hechos noticiosos que se desentienden de cualquier carácter veraz y objetivo.

Por ende surge la censura periodística como un gran problema en todas las naciones, si el redactor discrepa de la línea editorial de la publicación, no podrá emitir dicha información. Entonces se entra en la difícil dualidad entre ser un periodista ético y no atacar sus principios aun siendo parte de las cifras de desempleo, o ser un periodista que distorsiona la realidad intencionadamente y convertirse en corrupto.

Actualmente, el público es cada día más culto y distingue con mayor facilidad entre los mensajes informativos y los que se presentan como tales y no lo son[4]. Pero no basta con que el receptor no se deje engañar, lo ideal es que el emisor no engañe, para lo que es necesario ponerse de acuerdo en que el primer criterio  ético de este Derecho es el de distinguir entre Información, Publicidad y Propaganda, dentro del amplísimo fenómeno sociológico de la Comunicación. Esto se forja con una buena formación profesional que integre los principios deontológicos, que acostumbre al futuro profesional a distinguir y valorar los modos comunicativos, dando al público información dotada de veracidad y libre de cualquier forma de engaño por vaga que sea, es punto de partida para el ejercicio pleno y responsable del periodismo o de cualquiera de las maneras conocidas o que se puedan conocer de ejercer profesionalmente la Comunicación.





[2] Denisse Flores, Periodismo ético ¿es posible? (s.f) recuperado el 25 de agosto de 2012 de: http://www.politicas.unam.mx/sae/portalestudiantil/comunicacion/periodismo/pdf/PeriodismoEtico.pdf
[3] Manuel Fernández Areal, La ética como base del Derecho de la Información. 1er Congreso Internacional de Ética y Derecho a LA Información.
[4] Manuel Fernández Areal, La ética como base del Derecho de la Información. 1er Congreso Internacional de Ética y Derecho a LA Información.

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